lunes, 5 de noviembre de 2007

CUENTO SOBRE LA LOCA

La loca, era distinguida,

La loca, traía el sexo en la cartera,

La loca, usaba tacos de sonoridad orgásmica,

La loca, se maquillaba haciendo el amor,

La loca, se paseaba con nítida elegancia nocturna,

La loca, me dijo que tenía el existencialismo desangrado

Y el tiempo drogado, asediado, con destellantes júbilos.

La loca, escondía sus fúnebres ojeras bajo su polvo facial.

La loca, tenía la dignidad entre sus piernas.

A la loca se le caían los gemidos en la misma calle;

Cuando las miradas viriles le penetraban sus pupilas.

La loca, era paisaje en la noche, resguardada en las esquinas,

Donde los usuarios le mal pagaban la vida.

La loca, tenía la bravura del proletariado,

Era hija de la fantasía y partidaria del sueño.

La loca, era madre y amante cuando podía.

La loca, nació siendo adulta, mujer a la fuerza,

Amando y odiando al tiempo y la vida,

Reputiando su destino sin derecho al amor;

Por que la loca a prendió a sobrevivir matando la vergüenza,

Por que la loca paraba su vagina y también la olla,

Y gritemos las cosas como son;

Por que la loca no es solo sombra;

Es figura en la noche urbana,

Vapor de camas vagas,

Noctámbula tierna de los gemidos insomnes,

Ebria de los amaneceres tabaqueros,

Cariño, del segundo fugaz,

Amante de si misma,

Risa de ojos penosos.

Yo no te culpo ni exalto,

Te descifro,

Con tu vestir; a la moda del ánimo.

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