miércoles, 17 de octubre de 2007

Me Permito.

Inservible es la brújula en medio de soledades,
Inútil, un mapa en el silencio basto.

De un grito pareciera el viento borrarme,
Mientras me dibujo con el pensamiento,
Porque el corazón es una carnada que lanzo
Al mar, para que de él se alimenten;
Musas y enormes peladeros ansiosos,
Gemidos y malos gestos.

Hoy no me apiado de la infinita vez
Que me veo morir, así es que puedo
Defecar tranquilo mis angustias.
Como todo hombre, me es permitido
Votar lágrimas de vértigo amoroso
Y también follar a mi risa hasta quedar ebrio.

Me permito también;
Exiliar mis personalidades,
Acuchillarme de pronto los recuerdos,
Amanecerme con la vida y no pagarle sus servicios,
Apiedrar al tiempo y putiarlo hasta quedar ajeno,
Corres tras féminas invisibles y quedar ausente,
Eyacular por el mundo las palabras,
Borrarme aun estando presente
Y quedar mudo gritando versos por dentro.

Me permito el mundo, pero no la muerte
(Aunque tengo su teléfono).
De vez en cuando anamoro a los amores,
Prendo velas y destapo vinos.
Me permito soledades que se acompañan entre ellas.

Y soy el hombre imperceptible,
El de la sombra disecada,
El que haciende y desciende
Por escaleras melancólicas, hasta ser;
Solo un eco, un instinto, una arcada y una risa,
Una vaga sensación, un verbo o quizás
Una ignorada formula matemática
Sin el producto resuelto.

3 comentarios:

Dixon dijo...

DIXON:
Este humilde poema fue escrito en la sala de clases de la universidad, hace dos semanas, espero que no les guste.

Andrés Ibáñez Carrillo dijo...

Bien humilde te diré. ajjajaajja

Andrés Ibáñez Carrillo dijo...

No, ahora en serio, me parece igualmente un buen texto. Creo que has ido mejorando, amigo sernoserquesersino. Puede que sea porque escribimos temas parecidos, pero las temáticas igual me parecen interesantes. Sólo una cosa que reprobar: cuida un poco más la puntuación, porque, bajo ciertas circunstancias, eso ordena bastante las ideas. De todas formas creo que hay un ritmo bastante agradable y el poema realmente tiene ese dejo de soledad, de inconfomismo combinado con esa soledad. Tal vez así es el mundo, y sólo hay que saber olfatearlo.
Ojalá más "animaoltes poéticos" deambulen por estos lugares, porque, para ser sinceros, hace falta hablar de poesía.